INTRODUCCION A LA PSICOLOGÍA
LA INVESTIGACIÓN PSICOLÓGICA
1. LAS FORMAS DE LA INVESTIGACIÓN PSICOLÓGICA.
Podemos distinguir entre tres formas o métodos de investigación psicológica en función de la unidad de análisis que consideremos. Cuando ésta es la conducta en sí misma, tendremos los métodos psicológicos, cuando es la relación entre variables orgánicas y la conducta tendremos los métodos orgánicos y cuando se trata de la relación entre variables sociales y la conducta tendremos los métodos sociales.
1.1. Métodos psicológicos.
Estudian la conducta en sí misma. Está puede ser normal y anormal o patológica. En sus estudios utilizan tanto sujetos humanos como animales –análogos experimentales-. Por lo que respecta al estudio de la conducta anormal, ésta no suele surgir de repente, sino que se desarrolla de forma progresiva y suele aparecer en la edad adulta. Por ello es importante considerar la relación entre la conducta normal y los diferentes procesos de desarrollo humano.
1.1.1. Estudios de desarrollo humano.
Nos permiten ver la relación entre los distintos procesos de desarrollo humano y la aparición de determinadas conductas que pueden ser normales o desadaptadas. Podemos distinguir entre dos técnicas principales de desarrollo.
a/. Estudios transversales: consisten en seleccionar muestras de sujetos que han nacido en años diferentes y por tanto pertenecen y se encuentran en distintas etapas del desarrollo. Todas las muestras se observan en el mismo periodo de tiempo. Proporcionan información sobre las diferencias que existen en un momento determinado entre personas de diferente edad pero sin precisar la naturaleza de estas diferencias a causa de la interferencia de los efectos generacionales. Son breves, rápidos y proporcionan una aproximación de los datos que obtendríamos en un estudio longitudinal.
b/. Estudios longitudinales: observamos a un individuo, o grupo de individuos, a lo largo de diferentes etapas de desarrollo (a lo largo del tiempo). Con estos estudios podemos observar la aparición y/o evolución de una determinada conducta.
1.2. Métodos orgánicos.
Su objetivo central es el estudio de la relación existente entre variables organísmicas –fisiológicas y neurológicas- y la conducta. Se dividen a su vez en métodos genéticos, biológicos y farmacológicos.
1.2.1. Métodos genéticos.
Surgen como consecuencia de la identificación del origen genético de algunos trastornos de conducta –por ejemplo la oligofrenia-. Ello ha dado origen a que se estudie científicamente el posible origen genético de otros trastornos, sobre todo en el campo del retardo en el desarrollo y el de los trastornos psicóticos. Los métodos genéticos de investigación pueden ser:
a/. Manipulativos, donde se encuentran los estudios de crianza. En éstos se plantea la reproducción selectiva de animales en base a determinar los orígenes genéticos de un rasgo comportamental a través de muchas generaciones.
b/. No manipulativos, donde se encuentran los estudios con gemelos y los estudios de familia. En el primero de ellos existen dos posibilidades, estudiar gemelos monozigóticos o dizigóticos. Obviamente los estudios con gemelos monozigóticos ofrecen mayor interés ya que se hipotetiza que en éstos cualquier diferencia comportamental será debida al efecto del ambiente sobre su carga genética. Los estudios de familia analizan el árbol genealógico de un determinado sujeto para determinar la aparición de un determinado trastorno.
1.2.2. Métodos biológicos.
Tienen dos objetivos fundamentales de investigación (a) la búsqueda de correlatos orgánicos patológicos subyacentes a la conducta anormal, investigando la posible existencia de algún agente físico etiológico –por ejemplo, un agente químico-, y (b) la búsqueda de terapias biológicas, en su mayoría de tipo farmacológico. Dentro de los métodos biológicos se encuentran los métodos psicofisiológicos. Éstos tratan de descubrir las posibles relaciones entre las funciones orgánicas y las conductas de los organismos. Dentro de estos se utilizan diversas técnicas, entre las que destacamos las siguientes:
1.2.3. Métodos farmacológicos.
Esta disciplina, a la que Bayes (1977) llamó Farmacología del Comportamiento, pretende estudiar científicamente las relaciones entre sustancias químicas y comportamiento. Debemos de tener en cuenta una serie de factores a la hora de estudiar el efecto de las drogas sobre la conducta:
A.- Sugestión y efecto placebo.
Cuando se le administra a un sujeto un determinado fármaco, el sujeto puede actuar en función de lo que el cree que va a ser el efecto del fármaco. Para evitar este efecto se emplean los grupos placebos. Al grupo placebo se le administra una sustancia inocua para así determinar
que efectos se deben al fármaco y cuales a la sugestión.
B.- Dosificación.
Entendemos por valores de umbral la dosis mínima de un medicamento necesaria para engendrar una respuesta particular conductual o fisiológica. Los efectos de los fármacos varían en función de la dosis administrada, de forma que deberemos suministrar varias dosis diferentes y observar los efectos conductuales con cada una de ellas.
C.- Efectos de interacción.
Puede producirse interacción entre la dosis administrada de un fármaco y otras variables tales como los niveles de alcohol en sangre, estados de ayuno, otros fármacos anteriormente administrados, etc.
D.- Tipos de dosificación y efectos producidos.
La administración repetida de un fármaco puede producir cambios en sus efectos que se diferencian de los efectos producidos por una dosis única, o primeras administraciones de ese fármaco. Los efectos agudos son efectos a corto plazo de un fármaco y se producen en las primeras administraciones del mismo o en dosis únicas. Los efectos crónicos de un fármaco son los efecto a largo plazo y se producen cuando éste es administrado reiteradamente. Los efectos que produce un fármaco se pueden encontrar afectados tanto por el número total de tomas como por la frecuencia de éstas.
E.- Modo de administración.
La forma en que un fármaco es administrado –vía oral, peritoneal, intracerebral, muscular, etc.- puede aportar variaciones del efecto del mismo sobre la conducta.
1.3. Métodos sociales.
Dentro de éstos distinguimos entre:
I/. Estudios epidemiológicos: buscan la presencia de un trastorno en una determinada población en base a dos índices (a) incidencia, o número de casos nuevos de un determinado trastorno que se desarrollan en un periodo determinado de tiempo por unidad de población, y (b) preponderancia, que se refiere a la proporción en que un trastorno existe, es decir, la proporción de población que tiene dicho trastorno en un momento determinado.
II/. Estudios de población: tratan de descubrir la distribución de los trastornos de conducta en función de variables sociales y no sociales, como clase social, grupo étnico, religioso, edad, sexo, situación geográfica, etc.
¿Qué es la personalidad?
Muchos de los aspectos psicológicos que hemos vista hasta ahora caracterizan a los seres humanos e incluso a los animales; el concepto de personalidad se refiere exclusivamente a los seres humanos.
La estructura genética, la educación que recibe y la realidad social en que se desarrolla un individuo condicionan sus pensamientos, sus sentimientos y sus conductas típicas. No obstante, existe uporción de libertad que le permite modificar su propia vida.
Etimológicamente, personalidad, lo mismo que persona, procede del término griego PROSOPON, palabra que servía para designar la máscara con la que se cubrían el rostro los actores durante las representaciones teatrales. Personalidad vendría a significar por tanto, la imagen que se ofrece a los demás. Desde este punto de vista, la personalidad es algo superficial, externo, nuestra apariencia exterior.
Actualmente, el término personalidad hace referencia al conjunto integrado y organizado de características de un individuo que caracterizan su peculiar ajuste al medio. Es el sello psicológico exclusivo de cada uno que persiste a lo largo del tiempo y que distingue a un individuo de otro.
Definición de personalidad
Como casi todos los conceptos en Psicología, la definición de personalidad es diferente según las distintas corrientes. Una definición que contempla lo esencial de todas ellas sería:
Un patrón único de pensamientos, sentimientos y conductas, determinadas por la herencia y por el ambiente, relativamente estables y duraderos que diferencian a cada persona de las demás y que permiten prever su conducta en determinadas situaciones.
De esta definición hemos de destacar tres aspectos:
Singularidad. Aspectos que distinguen a una persona de las demás. La personalidad explica por qué no todos obramos igual en situaciones parecidas. Ejemplo: si uno queda atrapado en un ascensor con otras tres personas, ninguna reaccionará de la misma forma.
Estabilidad. Tenemos un estilo o forma peculiar de comportarnos a través del tiempo.
La estabilidad de la personalidad supone admitir cambios y fluctuaciones en el proceso vital de un individuo, a la vez que consideramos esas fluctuaciones e inestabilidades como formas superficiales y no profundas del cambio de personalidad.
Consistencia. Así como la estabilidad hace referencia a los cambios en el tiempo, la consistencia analiza las tendencias de comportamiento en diferentes situaciones. Por ejemplo, una mujer puede encontrase en situaciones diferentes: como médico atendiendo a niños, como esposa al interactuar con su pareja y como madre al criar a sus hijos; en todas ellas se muestra cálida, solícita. La estabilidad siempre implica consistencia, y la consistencia, estabilidad: una persona consistente habitualmente, a lo largo de su vida tenderá a ser estable.
Es evidente que las personalidades no son nunca estables ni absolutamente consistentes, pero esperamos que la personalidad de la gente sea relativamente constante de un día a otro y de una situación a otra. Cuanto más estable y consistente es una persona, más fácil resulta poder imaginar qué hará en el futuro, ante una situación nueva, es decir, más fácil resultará predecir su comportamiento.
Cuando la conducta de una persona no es estable ni consistente, sospechamos que hay alguna disfunción.
Temperamento, carácter y personalidad
Cuando describimos a otras personas, además de referirnos a su personalidad, aludimos también a su temperamento a o su carácter, decimos que tiene un temperamento fuerte, o tiene muy buen carácter. Personalidad, temperamento y carácter son conceptos que guardan bastante relación entre sí, pero que son distintos.
El temperamento es la disposición innata que nos induce a reaccionar de forma particular a los estímulos ambientales. Está determinado genéticamente y, por tanto, es difícil de modificar.
El carácter se forma mediante los hábitos de comportamiento adquiridos mediante aprendizaje a lo largo de la vida, y es modificable. Se refiere a las propiedades psicológicas de un individuo pero añade un matiz: expresa un juicio de valor sobre el modo de ser. Así, calificamos a las personas por su buen o mal carácter.
La personalidad engloba a los dos aspectos, se sustenta en la herencia genética
(temperamento), pero está también influenciada por el ambiente (carácter), por lo que puede desarrollarse y a pesar de ser bastante estable, cambia a lo largo de la vida.