PREMISAS SOBRE GRAFOPATOLOGÍA
Dado que la Grafología tiene sus limites, como todo medio de diagnóstico, y que la determinación de las anomalías psíquicas y de enfermedades físicas o psicosomáticas, es la par te más
difícil de determinar
en el análisis de la escritura, se hace preciso admitir unos principios y unos hechos, así cano un restringido campo de acción del grafólogo, los cuales se exponen a continuación:
1.- Existen algunas afecciones graves que no alteran sensiblemente el movimiento escritural y pueden dejar prácticamente indemne la escritura, por ejemplo en el caso de la esquizofrenia.
2.- Hay manifestaciones grafopatológicas o perturbaciones gráficas que se presentan en el grafismo antes de que la enfermedad pueda ser diagnosticada o bien que aparecen después de padecer
la enfermedad correspondiente. Finalmente, hay casos en los que las manifestaciones gráficas son mínimas aparentemente.
3.- Una misma enfermedad o anomalía psíquica puede presentar distintos signos en distintas intensidades en la escritura de personas distintas, ya que no existen enfermedades sino enfermos
porque en cada individuo los conflictos son específicos.
4. - Pueden hallarse escrituras de personas sanas con elementos gráficos desequilibrados más o menos
compensados, y por otra parte, hallar una escritura muy coherente y tratarse de una persona con perturbaciones psíquicas :importantes, por ejemplo en el caso de un obsesivo.
5.- La mayoría de los signos gráficos que revelan algún desequilibrio, alteración o patología son polivalentes, y por tanto, deben ser combinados para obtener síndromes gráficos sin la
pretensión de tener que hallar "etiquetas" diagnósticas por pura necesidad ya que el grafólogo no invadirá el campo médico o psicoterápico sino que efectuará valiosas reseñas o facilitará
pistas sobre el carácter o temperamento del enfermo para conocer el posible origen de la afección.
6.- La Grafología tiene más éxito en lo psíquico que en la determinación de enfermedades físicas o psicosomáticas, aunque, con todo, en esta área proporciona indicaciones interesantes que
pueden, en algunos casos, aconsejar la revisión médica.
7.- Existen signos patológicos que solo podrán ser interpretados "a posteriori" dentro del contexto vivencial de la anamnesis del sujeto.
8.- Ciertos excesos o defectos gráficos pueden ser compensados por otros signos, equilibrando o enriqueciendo la personalidad.
9.- Los síntomas más frecuentes de las afecciones psicopatológicas y mentales aparecen inextricablemente mezcladas en las diversas manifestaciones (etiquetas) neuróticas y
psicóticas mayores y menores, asimismo, muchos síntomas son entre sí un "continuun" o una derivación
concomitante, por lo que el diagnóstico diferencial grafológico no resulta fácil.
10.- La conjunción de varios sistemas gráficos que integren un determinado síndrome psicografopatológico ni significa que el sujeto padece una alteración o trastorno definido, sino
que, incluso, puede indicar que el sujeto es propenso o proclive a padecerlo.
11.- Los desequilibrios interiores pueden ser estímulos que inciten constantemente al sujeto a nuevos esfuerzos al servicio de objetivos superio res.
12.- Toda persona posee elementos, que si se desarrollan pueden convertirse en factores desencadenantes de un cuadro patológico.
13.- Las anomalías encontradas en la escritura, revelan un estado psíquico permanente potencialmente latente o actuante para que el estado latente, "tendencia" o "predisposición" se manifieste
en acto, son necesarias causas desencadenantes" (Moretti).
14.- Los componentes gráficos infantiles que prevalecen en escrituras de adultos son síntomas desencadenantes en muchos trastornos psíquicos, aunque muchos casos, pueden indicar
creatividad, espontaneidad e ideas nuevas, al propio tiempo que indica inmadurez afectiva, dependencia, necesidad de aprobación, pasividad y puerilidad en los juicios.
En base de estas premisas, que marcan los limites de la Grafología en cuestiones patológicas, hay que desarrollar la especialidad de la grafopatología en áreas más bien de carácter psíquico con
una prudente abstención de efectuar incursiones en enfermedades orgánicas ajenas al fenómeno psicosomático