Los ojos son el espejo del alma, y su morfología junto con la mirada reflejan el verdadero pensamiento del sujeto al que pertenecen. Vistos en el conjunto del rostro, esa verdad que reflejan o señalan los receptores oculares que forman parte de la zona cerebral, queda difuminados u ocultos, de tal modo que la persona puede hacernos creer un comportamiento e intencionalidad que pretende transmitir a la sociedad sobre sí mismo.

Aunque también es cierto que la forma de actuar  de cara al público es reveladora de un comportamiento positivo o negativo, difícil de ocultar. Aunque traten de disimularlo o justificarlo, existe un rasgo de componente tónico en los ojos que indica que los sujetos "no saben mentir", y por el contrario, quienes poseen ojos asténicos o átonos, tienen la facultad para el disimulo y el engaño.

En la descripción ocular de los líderes políticos  nacionales de los partidos que han logrado representación parlamentaria en la Asamblea de Andalucía, que se podría trasladar al resto de España, existe un rasgo que ciertamente dificulta la interpretación sobre un comportamiento verdadero o engañoso de la persona. Dicho aspecto tiene que ver con el equilibrio entre la "tonicidad" y la "atonía", que es la "semitonicidad" o "mesotonicidad". Algunos políticos poseen este rasgo que les faculta para actuar según les convenga, con resultados positivos en su electorado.

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